Belfast, la capital de Irlanda del Norte, fue tristemente conocida durante las últimas décadas del siglo XX por ser uno de los lugares más golpeados por la violencia en Europa a causa del conflicto entre sus dos principales comunidades –republicanos y unionistas-.
Hoy, aun con este conflicto aún latente, Belfast es una ciudad que vuelve a disfrutar de una convivencia pacífica y que quiere darse a conocer a Europa y al mundo como un lugar moderno y con una importante activiad cultural.
Belfast está cambiando la imagen tradicional de ser un destino que tenía como principal atractivo el turismo político y de conflicto y pretende convertirse ahora en una ciudad que atraiga el turismo cultural y que sirva, además, como puerta para conocer los atractivos naturales de los condados del Norte de Irlanda, con la Calzada de los Gigantes como punto más destacado.
No obstante, a la hora de hablar de la ciudad de Belfast, sigue siendo imprescindible hablar de la división en diferentes barrios y zonas, cada uno de ellos con un perfil de residentes muy definido y concreto.
Los barrios de Belfast
El centro de la ciudad, el corazón comercial e institucional de Belfast, puede ser considerado como área neutral. En esta zona se concentran algunos de los principales edificios de interés de la ciudad, como el enorme y llamativo edificio del Ayuntamiento de Belfast o la Catedral de Santa Ana.
La calle Donegall parte, precisamente, frente a la fachada del Ayuntamiento y tanto en ella como en su entorno más cercano se concentra la mayor parte de la vida comercial de la ciudad. Esta calle central no es especialmente larga, por lo que no tardaremos muchos minutos en recorrer el centro de la ciudad. Es la llamada Golden Mile de la ciudad, que va desde el Ayuntamiento hasta el edificio de la Universidad de Queens.
Hay algunas zonas más consideradas como mixtas o neutrales, principalmente aquellas ocupadas por jóvenes o estudiantes, especialmente en las zonas del sur de la ciudad –una de las zonas más caras de la ciudad para residir, pero también bastante viva y agradable-.
La división entre comunidades se da, principalmente, en los barrios del este y el oeste de Belfast.
Las zonas del oeste de la ciudad están ocupadas, principalmente, por los residentes de la comunidad republicana –partidarios de la unión con la República de Irlanda-, con la excepción de la zona de Shankill Road, con su comunidad unionista –partidarios de mantenerse dentro de el Reino Unido-. Por su parte, el este es casi totalmente una zona unionista.
Belfast oeste y la ruta de los murales
Una de las principales actividades de los turistas en Belfast es recorrer hacer la ruta de los murales. La situación dista hoy mucho de ser la misma que la de hace un par de décadas, por lo que podemos movernos a pie por la ciudad sin temor a que surja algún problema, aunque hay una manera mucho más tradicional de hacerla que es uniéndose a alguno de los tradicionales taxis negros que hacen el tour de los murales por el oeste de Belfast y donde el conductor se para en los puntos más importantes de la zona y va contando las historias de los diferentes puntos durante un recorrido de una duración aproximada de una hora por el oeste de Belfast.
El oeste de Belfast es, posiblemente, el mejor lugar para ver los murales, ya que nos encontramos con algunas de las zonas unionistas y republicanas más famosas separadas por muy poca distancia entre ellas. Podemos empezar indistintamente por una zona u otra, pero las dos principales son Shankill Road y Falls Road.
Shankill Road es la calle principal de una zona unionistas en el oeste de Belfast y es especialmente famosa por sus murales con símbolos, banderas y personajes relacionados con el Reino Unido y las bandas armadas unionistas. Es especialmente famoso un mural en el que un encapuchado apunta a los paseantes con un arma, ya que un efecto óptico hace que, independientemente desde la posición donde se observe el mural, siempre parece que el arma apunta directamente a quien lo contempla.
Desde allí, podemos dirigirnos al impresionante muro que separa los barrios de ambas comunidades de considerable altura y puertas que se cerraban durante la noche para impedir que personas de un lado pudieran entrar al otro y provocar disturbios.
Atravesando el muro, llegamos a Falls Road, en la zona de la comunidad unionista, donde nos encontramos con murales republicanos. Quizá uno de los más famosos es el dedicado a Bobby Sands, parlamentario y preso del IRA que murió en una huelga de hambre. Se pueden visitar también algunos memoriales como el Garden of Remembrance o el Cementerio de Milltown.
Pese a que los días más violentos del conflicto han quedado ya superados, no está de más recordar que la división entre comunidades sigue latente, por lo que no es muy recomendable profundizar en la situación política o social con personas desconocidas. Si vamos en un tour guiado o en un taxi, los conductores o guías nos responderán todas las preguntas que tengamos como turistas, pero quizá en algunos lugares no sea muy buena idea hacer algunas preguntas especialmente sensibles.
Si queremos información adicional sobre el conflicto, podemos acercarnos también al Museo del Ulster, en el sur de la ciudad, donde encontraremos fantástica información sobre la historia de Irlanda del Norte y, también, una sección dedicada al conflicto.
La Belfast del Titanic
Pero, como comentábamos anteriormente, Belfast pretende pasar de ser la ciudad de los “Troubles” a una ciudad moderna, segura y con museos y lugares relevantes que ver. Entre ellos, hay una baza que Belfast ha trabajado para aprovechar y que espera que se convierta en la gran atracción de la ciudad en el futuro: En los astilleros Harland & Wolff de Belfast se construyó el famoso y mundialmente conocido Titanic.
Alrededor de los astilleros se ha creado toda una zona dedicada al trasatlántico hundido en el Atlántico en 1912, que tiene como principal exponente el nuevo y espectacular edificio del Titanic Belfast, el centro interactivo dedicado íntegramente a todo lo relacionado con este barco, su construcción y su accidente, junto con referencias a la tradición de Belfast como ciudad puntera e la industria de la construcción naval a principios del siglo XX.
Se pueden comprar las entradas con antelación y evitar las colas de la temporada alta desde aquí.
Otros atractivos de Belfast
La visita a Belfast se puede completar con su cara más volcada a la naturaleza. En el norte de la ciudad nos encontramos con el Castillo de Belfast, ubicado en el entorno natural de Cave Hill, que ofrece muy buenas vistas de la ciudad; y el Zoo, con una importante muestra de especies animales y buenas vistas de la bahía de la ciudad.
También es una buena idea acercarse al edificio del Parlamento de Stormont, sede del principal órgano legislativo de Irlanda del Norte y, si nos queda tiempo y queremos relajarnos, tomarnos una pinta de cerveza en alguno de los pubs más tradicionales de Belfast, como el Kelly’s Cellars, con música tradicional en los fines de semana.
Belfast no es un lugar excesivamente grande, por lo que muchos viajeros optan por visitarla en una excursión de un día desde la relativamente cercana Dublín (ésta es una de las que se ofrecen en español), con la que está bien comunicada. No obstante, cada vez son más personas las que aprovechan para quedarse algunos días en la zona y no sólo descubrir Belfast con más calma, sino también visitar otros lugares de interés en sus proximidades, como la impresionante Calzada de los Gigantes, a unos 100 kilómetros al noroeste de la capital.