Al no ser la capital irlandesa una ciudad excesivamente grande, el número de lugares de interés que ver en Dublín para el turista es bastante reducido y no es difícil ver lo mejor de la misma en un solo día.
Dublín no es, quizá, una ciudad demasiado monumental, sino una de esas ciudades en las que se disfruta -sobre todo- de cómo es la vida de la gente. Así es siempre una buena idea dejarnos caer por las calles peatonales del centro o conocer algunos de los pubs más típicos de la ciudad. Muchas veces, la diferencia entre estar en el interior o el exterior nos la marcará el tiempo, siempre impredecible y cambiante en cuestión de pocos minutos.
No obstante, también hay algunos lugares de visita obligada dentro de nuestras rutas de turismo por Dublín. Los más populares son el Trinity College, la fábrica de cerveza de Guinness y -para las noches- la zona de Temple Bar, con sus múltiples pubs.
Estos son los lugares de interés más populares que ver en Dublín:
Fábrica de cerveza de Guinness Storehouse (Guinness Storehouse)
Si decimos que la bebida nacional de Irlanda es la cerveza negra Guinness, quizá no os descubramos nada nuevo. Sin embargo, de lo que muchas personas que hacen turismo en Irlanda no son conscientes al llegar al país es la estrechísima relación que existe entre esta bebida y la propia personalidad irlandesa. Es uno de los iconos del país y a nadie le debe extrañar que objetos de todo tipo con su marca rivalicen con elementos tan irlandeses como los tréboles o el color verde cuando pase por las tiendas de souvenirs de la capital.
La principal fábrica de cerveza de Guinness de Irlanda se encuentra situada al oeste de la ciudad de Dublín, a un par de cientos de metros de la orilla sur del río Liffey y cerca de la estación de Euston. En una parte del recinto se ha abierto una zona de exposición conocida como la Guinness Storehouse, un amplio museo dedicado íntegramente a esta cerveza, donde los visitantes pueden conocer cómo se elabora y algunas curiosidades de la marca.
No es una visita pequeña: son siete plantas dedicadas íntegramente a la Guinness, coronadas por uno de los grandes atractivos del museo: el Gravity Bar, donde todos los visitantes reciben una pinta de cerveza (incluida con su entrada) mientras disfrutan de las vistas de Dublín desde las alturas. Puede parecer que desde una séptima planta no se van a poder tener grandes vistas, pero teniendo en cuenta que Dublín es una ciudad de edificios bastante bajos, lo cierto es que la panorámica es muy amplia.
Pese a estar a una media hora a pie del centro turístico de la ciudad (también se puede llegar en tranvía hasta la estación James’s), el goteo de visitantes que hacen ese recorrido es incesante durante todo el día y -en los meses de gran afluencia- las aglomeraciones pueden llegar a ser considerables. Sin duda, es una de las cosas más típicas que ver en Dublín y un «mini parque temático» de la cerveza Guinness.
Si te quieres evitar las colas para comprar las entradas, es posible comprarlas por Internet antes de tu visita. Puedes hacerlo aquí.
Personalmente, a la hora de visitar fábricas de bebidas en Dublín, me parece más divertida la visita a la antigua destilería de whisky de Jameson; pero no por ello la Guinness Storehouse deja de ser una visita interesante.
Una recomendación: aunque creas que no te gusta la cerveza negra, deberías probar la Guinness fabricada en Irlanda. Sabe muy diferente -y mucho mejor- de la que estás acostumbrado a probar.
Trinity College
El Trinity College es toda una institución en la ciudad de Dublín, no sólo por lo que representa (fue el colegio constituyente de la actual Universidad de Dublín), sino por su importancia histórica y arquitectónica en el centro de la ciudad. Está situada en pleno centro de la ciudad, a muy pocos metros de la orilla sur del río Liffey, frente a la peculiar fachada circular del edificio del Banco de Irlanda y casi al comienzo de Grafton Street, una de las calles comerciales más importantes de Dublín.
El Trinity College fue fundado en 1592 y su edificio principal del centro de Dublín aún funciona hoy como centro académico. Teniendo en cuenta que son 190.000 metros cuadrados en el centro de la ciudad, podremos darnos cuenta de su importancia en la vida de Dublín. En su historia se reflejan también las tensiones sociales y religiosas en Irlanda, ya que hasta 1970 la Iglesia Católica reprobaba -o incluso excomulgaba- a los católicos que acudieran a ella sin dispensa especial.
Es uno de los lugares más agradables que ver en Dublín -especialmente si el tiempo acompaña-. Podemos entrar libremente al campus y pasear entre los jardines y los edificios históricos, pero si queremos hacer la visita guiada del interior -y su biblioteca y el famoso Book of Kells que contiene es lo mejor del Trinity College- tendremos que sacar una entrada para las visitas guiadas.
Estatua de Molly Mallone
Uno de los emblemas de Dublín es la estatua de Molly Mallone, situada frente al Trinity College. Molly Mallone es un personaje legendario de Dublín. Es la protagonista de una canción popular del siglo XIX acerca de una vendedora ambulante de pescado y marisco que cantaba su mercancía por la ciudad. Su historia en la canción -que concluye con su muerte por unas fiebres- fue evolucionando en la cultura popular dublinesa para convertirla además en dama de compañía de los estudiantes del Trinity College por la noche.
Parece que Molly Mallone nunca existió de verdad, o al menos nunca hubo prueba de ello. Pero la canción adquirió tanta popularidad que se convirtió en el himno oficioso de Dublín y en una habitual de los recopilatorios de música irlandesa o, incluso, de las noches de música tradicional en vivo en los pubs.
No dejes de hacerte una foto junto a la estatua -fácilmente reconocible-. Aparte de ser un punto de encuentro típico en la ciudad, es una de las cosas más típicas que ver en Dublín durante tu estancia.
Temple Bar
Si hay algo que Irlanda ha exportado a todo el mundo es el formato del pub irlandés. En Dublín, evidentemente, tenemos cientos de pubs repartidos por toda la ciudad. Algunos típicamente locales -silenciosos y con parroquianos locales bebiendo pintas mientras ven las carreras de caballos-, otros ideales para tomarse algo a la salida del trabajo o hacer una comida rápida y otros más animados y juveniles. Y luego está Temple Bar, que es el barrio tradicional de pubs de Dublín. Entre los locales quizá se prefieren otras zonas de la ciudad para salir por la noche (ya que para algunos es demasiado turístico), pero para los visitantes es visita obligada.
Esta zona de Dublín garantiza pubs, música y diversión todos los días de la semana, con algunos establecimientos emblemáticos. El más importante de ellos es el que comparte nombre con el barrio –Temple Bar– que data de 1840. Una leyenda urbana dice que fue el pub el que dio el nombre al barrio, pero parece ser que la historia es al revés y es el bar el que toma el nombre de la zona.
Sea como fuere, es un lugar donde ninguna noche falta música, gente, animación y opciones de ocio. Eso sí, los fines de semana -y más aún si es la época turística- acaba atestado de gente. Un lugar obligado que ver en Dublín.
Grafton Street y St Stephen’s Green
Es la calle comercial más importante de Dublín. Está situada al sur del río Liffey y su recorrido parte desde las proximidades del Trinity College hasta llegar a la plaza y el parque de St Stephen’s Green. Totalmente peatonal, alberga decenas de tiendas y pasear por ella los fines de semana (dentro del horario comercial) es uno de los pasatiempos favoritos de los dublineses.
Tiene tiendas de todo tipo: Desde grandes almacenes, hasta librerías, pasando por las inevitables franquicias de moda o de telefonía móvil. Allí nos encontraremos también, habitualmente, artistas callejeros dando ambiente y color. Al final de su recorrido se encuentra el centro comercial de St Stephen’s Green, pequeño, pero también interesante para ir de compras. En los tiempos del boom económico irlandés, llegó a ser la quinta calle más cara del mundo para el alquiler de locales comerciales.
St Stephen’s Green es el pulmón urbano del centro de Dublín. Un pequeño y encantador parque en pleno centro de la ciudad en el que podremos relajarnos después de un paseo sentándonos en un banco con vistas al estanque. No es un gran parque urbano, así que siempre vamos a escuchar o ver a los coches de fondo, pero es un jardín muy agradable.
O’Connell Street
Si Grafton es la calle de las tiendas, O’Connell Street es el auténtico corazón de Dublín. Está situada en la orilla norte del río Liffey (desde el que parte) y su recorrido se prolonga durante poco más de 500 metros. Eso sí, en una ciudad de calles estrechas como Dublín, su anchura la hace muy especial.
Es sede de algunos edificios administrativos y, desde el punto de vista práctico, terminal de muchísimas líneas de autobuses urbanos. Alberga, también, el edificio de la Oficina Central de Correos, históricamente importante ya que fue allí donde se proclamó la independencia de Irlanda a principios del siglo XX.
Es perpendicular a la calle comercial de la zona norte de Dublín (Henry Street), con menos encanto que Grafton, pero también muy transitada. Y, en su centro, cuenta también con una especie de obelisco metálico de dudoso gusto llamado Monument of Light, también conocido como Spire.
Otros lugares de interés que ver en Dublín:
– Kilmainham Gaol:
La antigua cárcel de Kilmainham es un lugar importante en la historia de Irlanda, ya que por ella pasaron muchos de los activistas y políticos que lucharon por la independencia del país (su último preso fue precisamente Eamon de Valera, quien llegó a ser presidente, en 1924). Hay una visita guiada que nos lleva por las celdas y lugares comunes. Interesante para quien quiera conocer mejor la historia de Irlanda durante los siglos XIX y XX, quizá poco llamativo para quien no tenga esas inquietudes.
– Castillo de Dublín:
Pese a las expectativas que crea el nombre, es bastante poco llamativo por fuera. Está en el centro de la ciudad, cerca de Temple Bar, y se utiliza para recepciones oficiales. Podemos entrar a él en visitas guiadas que nos muestran las diferentes salas del edificio.
– Dublinia:
Cuando pensamos en Dublín, no se nos suelen venir a la cabeza los vikingos. Y, el caso, es que hubo presencia vikinga en la zona. La antigua iglesia de San Miguel (cerca del Castillo de Dublín), alberga esta exposición orientada al pasado de Dublín, con dos ejes: los vikingos y la época medieval. No es tanto un museo al uso, como una representación de la vida en aquellas épocas, por lo que se hace más ameno especialmente para los niños.
– Antigua destilería Jameson:
La verdad es que queda bastante eclipsada por la fábrica de Guinness, pero -para mi gusto- la visita es más agradable y activa que la de la famosa factoría de cerveza. En Jameson’s nos enseñarán cómo se elabora el whisky y podremos probar diferentes variedades del mismo.
– Croke Park y el Museo del Fútbol Gaélico:
Hay dos deportes autóctonos de Irlanda, muy populares en el país: el fútbol gaélico y el hurling. Por resumirlos rápidamente, el fútbol gaélico tiene elementos parecidos al fútbol y al rugby; mientras que el hurling se juega con una pala que le hace parecerse algo a alguna variedad de hockey. Pero los deportes gaélicos van más allá de la competición y son considerados parte de la herencia cultural irlandesa.
Si tenemos la oportunidad de presenciarlos en vivo, es un bonito espectáculo. Si no, siempre podemos visitar el gran estadio de Croke Park, el más importante del país para estos deportes, y su museo sobre el fútbol gaélico. Está situado al norte de la ciudad, a aproximadamente un kilómetro de O’Connell Street.